Hace unos días recordaba una anécdota que viví años atrás en la escuela donde impartía plástica. Planteé un ejercicio de dibujo a una clase de 1º de primaria, alumnos de apenas 6 o 7 años, en qué todos estaríamos de acuerdo en encasillar como ilustradores torpes.
El ejercicio era sencillo, hacer un autorretrato realista.
Lo repetí también con los alumnos de 6º de primaria (11-12 años). Dando por sentado que mis alumnos de 6º conseguirían un mayor resultado trasladando al papel mucho más realismo.
Pues me llevé un chasco. Y aquí mi grata sorpresa. De repente mis pequeños torpes se habían convertido en ilustres artistas. Clavaron a la perfección absurdeces o detalles que les hacían ser únicos e irrepetibles.
Supieron trasladar al lienzo matices que vistieron a su proyecto de autenticidad y sobretodo creatividad. Los detalles en las gafas de algunos, el pelo pincho y despeinado de otros, ojos pequeños con muchas pestañas, una nariz grande, cuando debe ser grande e incluso supieron trasladar algún gesto.
En cambio el ejercicio de mis artistas de 6º fue distinto. Los chicos dibujaron chicos, y las chicas, dibujaron chicas. Y casi todos se llevaron un disgusto cuando los expusimos en el corcho de la clase y el reconocerse resultó imposible.
Por eso me gusta hablar de creatividad como el salirse por la tangente, y marcar un camino distinto, y dar una respuesta nueva y valiente pero que a la vez sea reconocible su referente.
En el mundo del diseño y del arte se acaba convirtiendo en nuestra piedra filosofal, no es un tema nuevo el intentar ejercitar o buscar algunos tips para desarrollar lo que algunos le llaman, el músculo creativo.
Pero cada vez somos más los que nos sumamos a determinar el proceso creativo como método. Puesto que la espontaneidad y frescura muchas veces se acaba diluyendo con los años, de aquí mis alumnos más frescos supieron darnos una lección.
Posiblemente la creatividad no nos venga en los genes, y se aprenda a base de ejercitarla incluso después de que el sistema nos la haya hecho desaprender. Por eso los teóricos y grandes maestros siempre insisten en trabajarla.
Y de aquí salió nuestra participación al proyecto de
” target=”_blank”>36 Days of Type
Una grandiosa propuesta dirigida a diseñadores, ilustradores y artistas en general llevada por una pareja de diseñadores de Barcelona que nos invitan a generar una solución diaria y creativa a los 36 caracteres del alfabeto, dándonos a conocer miles de propuestas y opciones para cada carácter. Se añaden los hastags pertinentes a la propuesta y la subes a instagram.
Es curioso pasearse estos días por la red y descubrir tantas miradas distintas a un mismo briefing. Existen participantes y visuales de todo tipo algunas alucinantes y otras no tanto ya que al final todos intentamos parecernos más a esos alumnos de 1º de primaria que solucionaron el ejercicio de forma creativa y supieron marcar esos rasgos haciendo única la obra.
En todo caso, todos estamos en el proceso, y con talento, perseverancia y mucho ejercicio podemos llegar a una solución diferente, original y creativa.
Os dejamos algunas de nuestras propuestas, podéis consultar en nuestra cuenta de @studiobulldog y cotillear el trabajo de estos días
Sin duda el año que viene en Bulldog repetiremos!