Suena el despertador, son las 7:15h de un día cualquiera entre semana, me levanto con un poco de pereza de la cama, sin hacer ruido para no despertar a los que pueden dormir un poco más, me dirijo a la ducha, abro el grifo del agua caliente, en la justa medida para que el cuerpo siga en esa agradable temperatura de confort que ofrecen las sábanas, cojo un packaging de champú y me froto la cabeza, un poco de agua y cojo otro packaging, este un poco diferente de formas redondas me resulta más agradable, este es el jabón del cuerpo.
Después de secarme me aplico el desodorante y algo de colonia. Bajo a la cocina, el primer festín del día, pongo una cápsula en la cafetera, un par de rebanadas de pan de molde en la tostadora, voy a la nevera y cojo las mermeladas, la leche (en mi casa hay varias, yo tomo de arroz) y mientras gotea el café preparo todo en la mesa.
Después de desayunar me cepillo los dientes, cojo todo lo necesario y me decido a salir por la puerta de camino al trabajo.
Os habéis fijado en un ritual tan habitual como es el de despertarse, ducharse y desayunar cuantos packagings distintos hemos usado? y lo mejor, ¿Cuántas marcas han tenido la oportunidad de impactarnos de buena mañana? El packaging es el soporte para el branding que realmente penetra cada día en nuestras vidas.
Seguro que el suave tacto y sus formas redondas del champú nos amenizarán el tacto durante un rato, por supuesto que si tenemos una mala experiencia con ese packaging de leche que gotea, o que no dispensa correctamente también lo recordaremos, pero no recordaremos el packaging, recordaremos la marca, y en un acto de pregnancia (o mala leche) cuando en algún comentario alguien hable sobre esa marca en particular nosotros tendremos un mal recuerdo de su experiencia de uso, y seguramente lo comentaremos abiertamente.
El packaging es entonces un elemento de vital importancia para las marcas de producto, nos debe enamorar en pocos segundos en un lineal (se dice que una marca tiene 4 segundos para generarte la emoción necesaria en un lineal y comprar ese producto y no otro), nos dice donde está lo que queremos, nos aportan confianza.
Los volúmenes y las texturas juegan un papel fundamental, os habéis sentado a pensar alguna vez porque cogéis un determinado vino para ír de cena con los amigos o a una comida con los suegros? Seguramente para casa de los suegros queramos transmitir estabilidad, serenidad y solvencia, y ello lo intentamos transmitir con un packaging trabajado con texturas, oro y relieves, en cambio si vamos a casa de unos amigos llevemos un vino mucho más “moderno”, de nombre extravagante, con ilustraciones e incluso llevemos alguno con slever (que permite recrearse con el diseño en toda la superficie de la botella).
En definitiva, es importante que las marcas de consumo sepan apreciar esto, que el packaging tiene una posición privilegiada en nuestro entorno cotidiano para crearnos impactos, que un mal packaging no solo es eso, es una mala reputación para tu marca. El packaging es la mejor forma de una marca de generar una brand experience sin tener que esperar a que el consumidor tome la iniciativa.
¿Quieres construir una experiencia de marca a traves del packaging?